Selma
No hay más que ver a Selma en acción para confirmar que las palabras pueden funcionar como armas. El lector, atado ya al mundo de esta mujer con tantas cosas por solucionar, atado porque la novela, de Alejandra D'Atri, atrapa desde la primera línea, se descubre acompañándola, queriendo que las cosas le salgan bien, sabiendo que si le va bien a ella le irá mal a los demás. Y cerrará el libro y respirará con ese alivio de haber invertido su tiempo en una muy buena novela, a la que poco le queda de lectura rápida, porque ha liberado ya la tragedia que venía cociéndose por debajo. (Del prólogo de Claudia Cortalezzi)