Lengua Mundana

La escritura de Raquel Abend van Dalen nos retorna una comprensi�n er�tica del acto de leer. No s�lo nos entrega una forma olvidada del tacto, sino que tambi�n nos brinda su arqueolog�a. Recorriendo sus textos desandamos la historia de un cuerpo que no es mera abstracci�n en papel, pues est� sostenido de igual modo por huesos y por palabras. Un cuerpo permanentemente en guerra, dispuesto a exponerse, a realizar una apuesta en la cual se juega entero. Y es que tal vez el riesgo sea el destino de todo cuerpo. A lo largo de los poemas que componen Lengua mundana podemos sospechar este sedimento vital, pero s�lo fragmentariamente. De la memoria de este cuerpo s�lo nos es dado un vistazo. Rastros, pistas, vestigios. Y no podr�a ser de otro modo: tal distancia es necesaria para la s�stole y la di�stole del deseo. La voz que aqu� habita es sabia en estas lides: no nos dice qu� desear, sino c�mo desearlo. A nuestra fantas�a, usualmente ca�tica, le es otorgada una coherencia precaria, un cauce mantenido por cada palabra. As�, seguimos subyugados la trayectoria que nos impone. Y descubrimos, p�gina tras p�gina, que se trata de un genuino aprendizaje amoroso. Al final, pues, nos es dado el amor, con toda su inocencia cruel. Y en esto, pareciera decirnos el libro, consiste la salvaci�n. Siempre que se est� dispuesto a tomar el riesgo, a jugar siempre. Adalber Salas Hern�ndez