Cuando Germán Arciniegas publicó el libro titulado Entre La Libertad y el Miedo, bullía en todo el continente latinoamericano una efervescencia liberal, que propugnaba por sacar del poder a las élites conservadoras cercanas a la iglesia católica. Por elemental lógica de los conflictos sociales y políticos, la evolución ideológica en el hemisferio dio paso a dictaduras populistas como la de Perón en Argentina, militaristas como las de Centroamérica, Bolivia y Perú y de opinión como la de Rojas Pinilla en Colombia; así como brotes de inconformidad en los demás países.
Opinar y analizar acerca de estos fenómenos impregnados de altas cargas de violencia política, represión y fácil concatenación para señalar a los liberales como comunistas o socios de estos, porque quienes estaban en la cúspide no estaban dispuestos a ceder nada, repercutió en desaforada persecución política e ideológica contra los librepensadores e intelectuales de las décadas de 1940, 1950 y 1960, que cuestionaban los gobiernos conservadores, porque estos críticos estaban imbuidos por el positivismo en imaginarios cambios sociopolíticos y los vaivenes geopolíticos que se derivaban de la Segunda Guerra Mundial, el Plan Marshall, la guerra de Corea y los movimientos de liberación nacional en Asia y África contra las potencias coloniales europeas.