Juan Mendizabal, fundador de la cadena vasca de tiendas de fotografía Foto Ikatz, recibía el 26 de julio de 2017 la noticia de que el juzgado mercantil número 10 de Barcelona había decidido adjudicar la cadena Fotoprix –inmersa en un proceso de liquidación– a su empresa. La cadena de tiendas catalana, líder hasta ese momento a nivel nacional, no había logrado superar las grandes transformaciones experimentadas en el sector durante los últimos años. Y es que, desde que Juan abriese en 1979 la primera tienda Ikatz en Vitoria (Álava) para vender cámaras, revelado fotográfico y fotografía industrial, las reglas del juego habían cambiado drásticamente. Factores como el paso de lo analógico a lo digital, la generalización del teléfono móvil para la captación y almacenamiento de imágenes y el desarrollo de Internet como canal de venta precipitaron el cierre del 80% de las tiendas de fotografía que años atrás poblaban nuestras ciudades.
Hacía tiempo que la venta en Internet también era un pilar sobre el que se apoyaba Foto Ikatz. Pero, en un momento en el que el sector centraba las energías en la reducción de costes, Juan y su equipo decidieron hacer de las tiendas físicas –y de las personas que las atienden– su factor de diferenciación frente a la competencia. Eso sí, con un nuevo modelo de tienda. Tiendas entendidas como espacios en los que la clientela viviese experiencias memorables y en las que recibiese asesoramiento e ideas sobre qué podía hacer con sus imágenes. Estos pilares les habían permitido sostener a su empresa y eran, precisamente, los que habían propiciado que el administrador mercantil se decantase por la oferta de la empresa alavesa –frente a las de las otras compañías que optaron a la compra de Fotoprix–. Con la compra, a los 20 establecimientos de Ikatz, Fotoprix aportaba 114 adicionales (entre tiendas propias y franquiciadas). Y a su plantilla de 91 personas sumaría otras 160. Juan era consciente de la complejidad de la operación, que abría numerosos frentes a los que la empresa se debería enfrentar. Ante esa nueva situación, Juan se preguntaba: «¿Cómo integramos en un proyecto común ambas empresas? ¿Por dónde empezamos?».