Sería por completo improcedente que nos ocupáramos ahora de la obra científica de nuestro homenajeado y, mucho más, cuando hay voces autorizadas que escriben sobre el particular en la obra que presentamos en estas líneas. Dada la relevancia de sus temas de investigación, cualquier estudioso de la historia contemporánea española los conoce, más allá de los agraristas y de los especialistas en historia económica. No obstante, sí queremos destacar algún aspecto. El primero de ellos es su cultivo continuado y sin desmayo, ya desde su tesis doctoral de 1978, de la propiedad territorial y sus secuelas así como de la reforma agraria durante los siglos XIX y XX, con especial atención a los grandes propietarios y sus grandes fundos o, por decirlo con otras palabras, a los muy pocos frente a los muchos. Es en este terreno de la historia de la propiedad donde los coordinadores de este libro hemos participado conjuntamente con él en la celebración en la Universidad de Salamanca, desde 1998, de los Encuentros Interdisciplinares sobre Historia de la Propiedad en España, habidos en siete ocasiones a lo largo de estos años y cuyos resultados no se los ha llevado el viento, pues han dado lugar a los correspondientes volúmenes. No es esta mala ocasión para seguir felicitándonos por su precitado carácter pluridisciplinar. Sobran, pues, las razones para dedicar los estudios contenidos en este libro a dicha problemática. El segundo aspecto es el de su labor investigadora, la de un oriundo de esta tierra, sobre la historia de la Salamanca contemporánea en sus más diversas manifestaciones, que le ha acompañado a lo largo de su vida profesional (y le sigue acompañando, por supuesto), abordada también denodadamente y desde una perspectiva antilocalista, cuestión esta última que nos parece muy importante subrayar. Y, todo ello, por último, practicando una historiografía rigurosa (mucho es, por ejemplo, el tiempo que nuestro protagonista ha pasado en los archivos) y al mismo tiempo crítica y comprometida, en la línea de Fontana, por destacar de nuevo un caso relevante, o de los grandes historiadores británicos, como Edward P. Thompson o Eric Hobsbawm, por citar otros dos.