Pitoretas por siempre

By Hector Flores, Chaco de la Pitoreta

Pitoretas por siempre
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De niño me enseñaron que el tesoro más grande es guardar la memoria y en ella a las y los que hicieron que la vida se volviera vida y se reprodujera y perdurara. En la Pitoreta la memoria es eterna, lo se yo, y los que se han ido antes siguen acá, como siempre, en las mil cosas que hicieron, en las otras mil que en su nombre seguimos haciendo.Cada una de estas personas se volvieron importantes en la vida nuestra desde los primeros días hasta que se fueron. Mi madre, doña Lala, nos enseñó siempre que todos éramos familia, que los viejos eran nuestros tíos y que debíamos cuidar las casas de los demás como si fuera la nuestra, por que, en el fondo, me dijo, sí es tu casa. Y no dudo de eso. Yo comí en todas ellas, con todos y todas ellas, en su mesa, de su tortilla, cuando había.Muchas cosas han pasado desde sus ausencias, desde sus partidas, algunos se fueron antes de que pudiéramos evitarlo y se llevaron mucho polvo de la calle y soledad de nuestro cuerpo por que no querían vernos sufrir. Por que esos seres extraordinarios y poco comunes que nos acompañaron sin duda alguna fueron Pitoretas hasta el final y más allá.

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