La formación investigativa es una de las tareas a las que se obliga a las instituciones de educación superior (IES). Ésta suele ser una labor compleja que involucra factores de carácter curricular, disciplinar y de competencias; es decir, se relaciona con la definición de contenidos teórico-metodológicos, con perfiles y trayectorias docentes, como también con habilidades y actitudes que el estudiante debe ejercitar para desarrollar sus competencias investigativas. En este contexto, la obra que se presenta es resultado de una pesquisa académica que indagó en las prácticas de mediación y uso de recursos educativos que emplean los docentes que imparten cursos vinculados a la metodología de la investigación; así como la percepción y opinión que, al respecto de la agenda y los itinerarios que caracterizan sus procesos de aprendizaje, tienen los propios estudiantes universitarios. Este acercamiento de carácter exploratorio sitúa la pertinencia de pensar la investigación en términos formativos y disciplinares, para lo cual los docentes se deben valer de un conjunto de competencias que van de las disciplinarias a las digitales; lo que puede permitir repensar la enseñanza de la investigación en el contexto de una experiencia de navegación vivida por ambos agentes educativos: los docentes como estrategas para mediar en los aprendizajes y los estudiantes como sujetos con voluntad de aprender, siempre que sus inquietudes y expectativas sean motivadas por quien enseña.
DOI: https://doi.org/10.52501/cc.