La pintura toledana de la segunda mitad del siglo XVI es abundantísima, como lo demuestra la obra existente y la numerosa documentación que aportan los archivos catedralicios y notariales. Por ello podemos deducir el esplendor de Toledo durante este periodo, donde el dinero debía de correr en la hechura de obras de arte, tanto catedralicias, como por nobles y particulares, no sólo de la ciudad, sino de toda la diócesis. El auge económico de la ciudad y el prestigio de la escuela pictórica toledana desde Juan de Borgoña, atrajo también a artistas foráneos, quienes a su sustrato de procedencia incorporaron el estilo de los toledanos. Habla a favor de la categoría alcanzada por los toledanos, su presencia en la corte, como es el caso de Hernando de Ávila, Barroso, Blas de Prado y Carvajal. También se prodigaron los talleres que, con un dignísimo nivel artístico, servían al sentimiento religioso de conventos y particulares, en régimen más económico. Los artistas toledanos, en general, de este periodo, asumen a los romanistas flamencos y a los italianos que trabajan en El Escorial, y muestran cierto interés por la "naturaleza muerta" que desembocará en el realismo del siglo XVII, a través de un toledano, Sánchez Cotán. En cuanto al Greco, marca un paréntesis en la pintura toledana de este final de siglo.
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- Country: US
- Published: 2003
- Publisher: Editorial CSIC - CSIC Press
- Language: es
- Pages: 331
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